"El abanico de la vida"
Actualizado: 19 oct 2018
Es increíble cómo la vida según llegamos a ella pone un precioso abanico en nuestras manos, las dos piezas principales son nuestros pilares fundamentales [padre, madre, etc] y entre medias si os fijáis bien hay pequeñas varillas unidas a la tela que es lo que nos va a dar aire durante nuestra andadura.
Esas barritas son las que con el paso del tiempo van cambiando, unas se rompen y hay que poner otras nuevas, otras se estropean, incluso podemos hasta cambiarlas de color. Esas varillas son lo que yo llamo amistades, gente, compañeros de vida en resumen. Y les hay que perduran eternamente en nuestro abanico, les hay que son efímeros e introducimos otros nuevos pero el abanico sigue existiendo y dándonos aire porque por mucho que se rompa una varilla, incluso alguna de las principales sigue estando en nuestra mano arreglarlo, abrirle y cerrarle, jugar con el o abanicarnos.
Porque eso es la vida, es un abanico con infinitud de personas y personalidades que llegan o bien durante un tiempo, o se quedan a nuestro lado gran parte de nuestro camino. Pero siempre hay algunas que parece que se van a romper y no se rompen, o que cuando las quieres quitar del abanico, se resisten, o todo lo contrario, las que más cuidas son las que antes se rompen.
No quedándose conforme con todo esto, existen las varillas invisibles que obviamente, son las que parecen que no están ahí pero si están. Son aquellas personas especiales que se hacen visibles en determinados momentos, sobretodo en los momentos más decisivos pero que después desaparecen a simple vista y aún así dentro de ti sabes que están ahí.
Puedes cambiar el estampado del abanico, dependiendo de la edad, gustos, en un momento te apetecen flores otro corazones otro lluvia otro copos de nieve, etc etc. Pero la tela [vida] siempre les mantiene unidos a ti.
Y pensaréis... Rebeca, los abanicos no solo están unidos por una tela, tienen un eje con un punto de unión.
Bien, pues ese ancla necesaria que une todas las varillas es todo lo que tiene que ver con nosotros mismos, es decir, nuestros sentimientos, nuestra forma de hablar, nuestros valores, nuestros gestos, etc. Todo aquello que nos hace únicos. En el momento en el que una de esas cosas falla, empieza poco a poco a desanclarse poniendo en peligro todas las varillas que conforman nuestra abanico.
Nunca olvidéis que pase lo que pase siempre estará en nuestra mano arreglarlo, volver a forjar el ancla y unir las varillas con la tela que creamos correspondiente para seguir otro trecho de nuestro camino.
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