El valor de las cosas

Hoy en día lo verdaderamente importante está en el olvido. Hay que valorar las oportunidades que te da la vida, dejar de mirar el mundo por una mirilla en el que solo cuenta el yo porque hay oportunidades que sólo pasan una vez en la vida y si no las coges nunca más podrás aprender de ellas. Podrás vivir otras está claro per nunca como esa.

Ya no se valora el olor del rocío por la mañana, el olor a tierra mojada que tanta gente anhela, la sensación de cuando te corre una gota por la cara, la sensación de libertad cuando el viento te azota el pelo, el cariño de un abrazo, o simplemente el gustirrinin del sol en verano según sales de bañarte.

No hablemos ya del valor de esas conversaciones nocturnas que te dejan en vela, o de las carcajadas entre amig@s que te dejan sin respiración y llorando a más no poder. De las miradas cómplice con esas personas que más aprecias. De un beso apasionado de la persona que amas, de una caricia o de una sonrisa. Del ¿Qué tal estás? Que tan poca gente sabe pronunciar, del *Perdón me he equivocado* de aquellos que saben reconocer los errores. De la palabra desinteresada de un niño. De esa persona tan fuerte y que a veces nos podemos sentir eclipsados por ella pero la admiramos, la adoramos y se lo hacemos saber.

Debemos aprovechar los momentos porque lo que no dices hoy es algo que como lo metas dentro de ti por miedo o por lo que se acabará siendo un lastre para ti. Mirar la punta de nuestro ombligo quizás en un momento podrá beneficiarnos pero nunca olvidemos que no debemos pasar por encima de los demás porque a la larga se volverá en nuestra contra.

Vida solo hay una y si algo no te hace bien hay que dejarlo ir porque nunca volverás a tener ese segundo, ni ese minuto. Se habrá esfumado y nunca volverá.

Lo que se valora hoy serán las verdaderas riquezas que nos llevaremos a la tumba, que caminarán con nosotros mano a mano. Por eso mi consejo desde aquí es que no perdáis las oportunidades que la vida os brinda, ya sea con una persona, con un momento o con un lugar porque esa oportunidad puede que vuelva a pasar pero puede que no.

Y recordar que el verdadero valor de las cosas no está en el precio si no en lo que te hacen sentir.